En los últimos días se supo
de un caso de acoso sexual en el sistema público de transporte de Bogotá “Transmilenio”.
Se trataba del típico manoseo, del abusivo maltrato a una mujer por parte de un
individuo que presuntamente estaba frotando sus partes nobles contra el cuerpo
de una señora.
Al parecer este caso no es
el único, y no es la primera vez que ocurre. Los casos de manoseo o de acoso
sexual en este sistema de transporte son pan de cada día. Las mujeres son
víctimas de los acosadores sexuales, que no tienen reparo en aprovechar la
multitud, y el apretuje, para tocarlas e irrespetarlas.
¿Cuál es la solución para
este problema? Las directivas de Transmilenio anuncian que crearán rutas
especiales para las mujeres, o que simplemente destinarán secciones de los
buses especialmente para las mujeres. Esta solución puede ser eficaz hasta
cierto punto, sin embargo, teniendo en cuenta que no hay suficientes vehículos,
y que la congestión del sistema es inmensa, me temo que en pocas semanas estas
rutas y estas secciones especiales tendrán que ser anuladas.
Destinar más policías para
que vigilen los buses, es otra solución, pero no es suficiente. Habría que
destinar todo el pie de fuerza de Colombia para vigilar a los manoseadores de
Transmilenio, que no son pocos, y eso sin hablar de los atracadores y rateros
que campean como “Pedro por su casa” en este sistema de transporte.
Yo creo que todo es un
problema de educación, de modales, de buenas costumbres. No solo en el Transmilenio
las mujeres se sienten acosadas, intimidadas, también les ocurre esto en su
trabajo, en su colegio, en su universidad, en la calle, etc, etc. A ciertos
hombres a veces se les va la mano en la miradita, o en el piropo, o en el
halago; y eso sin contar con el toqueteo abusivo, y hasta con la violación.
Hay que enseñar a los
hombres –desde chiquitos- a respetar a las niñas, a tratarlas con delicadeza,
con caballerosidad. Pero, si lo único que se les enseña a los muchachos hoy por
hoy es a “ser avispados”, a conseguir dinero como sea, pues no nos extrañemos
que haya depravados y salvajes en gran número sueltos por ahí.
Nuestra sociedad está
enferma, porque nuestra educación es deficiente, y no porque no se enseñe
inglés, o francés, o alemán, en los colegios, o porque no se enseñe sistemas y
computación. Nuestra sociedad está enferma porque no se transmiten valores, no
se enseña a la gente a respetar, a cooperar, a ayudar, a ser solidarios, a ser
honestos. Nuestros únicos valores son los valores de conseguir la plata a
cualquier precio, y de cualquier forma. Es por esto que las mujeres son víctimas
de manoseo en Transmilenio, y los ciudadanos en general son víctimas de los
hampones, y las calles están llenas de basura, y la salud no sirve, y la justicia
tampoco sirve, y nada sirve en nuestra sociedad, porque está enferma, porque
está en crisis, porque está moribunda.
Los políticos solo buscan
su propio beneficio, y para ello benefician a unos cuantos pelagatos para
continuar en el poder. No les importa la educación, ni la salud, ni la
justicia, solo les importa continuar en poder; y a esos pelagatos que controlan
económicamente este país solo les interesa multiplicar sus fortunas, y para eso
tienen a sus amigos políticos. Mientras tanto, nuestra sociedad está llena de
manoseadores, depravados, ladrones, corruptos, fleteros, hampones, etc, etc.
Nuestra sociedad requiere
de una revolución educativa de verdad, una revolución de contenidos; sin
embargo, al status quo vigente no le interesa esto, porque la corrupción es lo
que ha permitido que esa gente esté donde esté. Ojalá Dios se apiade de
Colombia y nos dé luces para combatir el Mal, nos quite la cobardía y nos dé
fuerzas para transmutar las conductas enfermas de nuestra sociedad.
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