En dos días me leí toda la
carta encíclica del Papa Francisco Laudato
si. En realidad es un documento extraordinario donde el líder de la Iglesia
Católica pone el dedo en la llaga de diferentes temas muy controvertidos.
Hace una hermosa referencia
a san Francisco de Asís, el santo ecologista, y la encíclica tiene este nombre
por la oración que hacía este santo: “Alabado seas, mi señor” “Laudato, si, mi
Signore”. San Francisco de Asís es famoso en el mundo católico por su devoción
a la madre naturaleza y por su compasión por los pobres.
Laudato
si trata
principalmente sobre estos dos temas: el cuidado al medio ambiente y la opción
por los pobres –que es principalmente la doctrina social de la Iglesia-. El
Papa descubre sus preocupaciones por el modelo económico consumista que lleva
el mundo contemporáneo, en el cual el afán por la riqueza está llevando a un
agotamiento del medio ambiente de manera peligrosa. Sin embargo, el Papa no se
queda ahí solamente, también resalta el defecto de este modelo económico donde
cada día más hay pobres y donde unos pocos acumulan riqueza.
La casa común, es el término
que utiliza el Papa para referirse al planeta Tierra; y precisamente esa casa
común la estamos destruyendo en el afán de crecer económicamente a expensas del
medio ambiente. El Papa hace un llamado a cambiar el modelo consumista y de
desperdicio que prima en el mundo contemporáneo. Él propone volver o crear –mejor aún- un sistema de convivencia humano más simple basado en la cooperación, en
la humildad, en la compasión, y en el respeto a la ecología, a los animales y a
los otros hombres.
El Papa Francisco describe
al actual modelo económico como deshumanizador, enloquecido, explotador y
egoísta. Sin embargo, no crean que el Papa estima que la salvación es el
socialismo, no, él afirma que la relación del hombre con su entorno debe ser
más armoniosa, más amorosa, más sensata, sin embargo, lo que hoy tenemos, según
él, es una locura donde unos poderosos no tienen escrúpulos para llenar sus
bolsillos de dinero sin tener en cuenta al otro. Ese otro no es solo el prójimo,
también es la naturaleza, los animales, las plantas, los océanos, el cielo, la
tierra, etc.
Para Francisco el no
cuidado del medio ambiente no es el único defecto de este sistema consumista,
también es la indiferencia ante el sufrimiento del ser humano. Desde hace años
proponemos modificar ese modelo de convivencia humano basado en la explotación
y pasar a un modelo de cooperación donde haya libertad, un Estado eficaz y una
cooperación infinita; Francisco habla de todo esto, y lo supera. Está
sintonizado con lo que hemos expuesto desde hace mucho tiempo, y no solo por mí
sino por otras personas en este planeta.
Una encíclica
revolucionaria sin lugar a dudas, el hecho de que un Papa critique tan de
frente el capitalismo salvaje no deja de sorprender. La doctrina social de la
Iglesia, sin embargo, ya lo ha venido haciendo desde hace muchos años, empero,
es la primera vez que un Papa resalta los defectos de un sistema de convivencia
humano basado en la dominación y la explotación, y lo dice sin ambages.
¿Qué puede ocurrir de ahora
en adelante? Los analistas que han leído la encíclica felicitan la posición del
Papa pero afirman que los dueños del sistema no cambiarán de opinión por lo que
diga el líder religioso más importante e influyente del mundo, mejor dicho,
ellos seguirán haciendo caso omiso de las advertencias sobre los defectos del
sistema. Esto no parará, y eso es lo dramático del asunto. Si al Papa no le
hacen caso, ¿qué se pude esperar de lo que opinan los otros líderes de la
comunicación? Por ejemplo, lo que yo estoy diciendo en este escrito. ¿Letra
muerta? ¿Tiempo desperdiciado?
Yo creo que una golondrina
no hace verano; sin embargo, es necesario no desfallecer, hay que crear un
ambiente que permita generar una opinión masiva frente a estos problemas, y eso
se hace poco a poco. Con la encíclica del Papa y con otros escritos que van en
la misma línea hacia futuro podremos darle vuelta a una realidad cruel e
inhumana que nos golpea actualmente; hay que tener paciencia, y esperar que las
ideas que se plasman en los escritos geminen en las mentes de los líderes
presentes y futuros para tomar decisiones diferentes, audaces e innovadoras.
Pd: La encíclica se puede
leer AQUÍ.
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