A mí a veces me dan ganas
de ser otro ser, no de ser otra persona, no, me gustaría disfrutar de la
experiencia de convertirme en algo diferente a un ser humano. ¿Tal vez un
animal? No, a los pobres les toca muy duro, peor aún.
¿Por qué hago esta
reflexión? Porque me doy cuenta que estoy a merced de las fuerzas de la
naturaleza, del calor, del frío, del hambre, de la tristeza, de la atracción
sexual, del dolor. ¿Por qué uno simplemente no escoge el tipo de ser que quiere
desarrollar en la vida? Por ejemplo, decir: me gustaría experimentar el calor,
la alegría, el hambre, y punto; y no me gustaría experimentar el frío, la
atracción sexual, el dolor. ¿Por qué? Al estar encarnados como seres humanos
nos toca padecer todo el paquete, todo, completico.
Esa es la vida, estar
expuestos a los elementos, a los impulsos físicos, emocionales, mentales,
espirituales de nuestro ser. No se puede hacer nada más. Hay dos opciones:
lamentarnos de esta situación o seguir la corriente. Creo que lo inteligente es
la segunda opción, lo otro es simplemente pelear inútilmente con la existencia.
Creo – y digo creo porque
no sé qué ocurre en la más allá- que esta experiencia cesa con la muerte, con
el fallecimiento del ser físico, pero incluso ahí uno está expuesto, maniatado
a las fuerzas de la naturaleza, ¿por qué simplemente no morimos? ¿Por qué no es
negada la opción de decidir vivir eternamente en el mundo físico? Porque así es
la vida y punto.
La vida puede ser un drama,
una comedia o una tragicomedia; creo que eso nos corresponde a nosotros
decidir. Nuestra actitud interna decide qué tipo de experiencia es nuestra
vida. Hay un margen de libertad que nos permite asumir la existencia como a
nosotros nos provoque. Podemos lamentarnos por los amaneceres y por los
atardeceres, o podemos gozar de esos mismos fenómenos naturales; creo que la
vida entera es eso: nuestra propia actitud subjetiva.
Entonces, ¿por qué quiero
convertirme en otro ser? ¿Por qué quiero salirme o desprenderme de mi humanidad
para ser otra cosa? Porque vivir no es fácil; porque hay mucho dolor, mucha
tristeza, y a veces uno se cansa del sufrimiento. Podría uno suicidarse, pero
uno no sabe qué le toque en el otro lado, de golpe la cosa es peor y el
suicidio solo agrava el asunto.
No; somos seres humanos
sujetos a las leyes de la naturaleza, no hay de otra. Estamos sujetos o
influenciados por los elementos, por los contrastes, por los opuestos. ¡Qué le
vamos a hacer! No hay de otra. Seguir viviendo y afrontar la vida como venga,
con frío, con calor, con placer, con dolor, con salud, con enfermedad, con
pobreza, con riqueza, así es este asunto.
Creo que esto es lo
singular de la vida, que nos toca aguantárnosla. Podemos aguantarla o
disfrutarla. Sin embargo, a veces el dolor, el miedo, la infelicidad nos llevan
a la desesperación, a la melancolía, al desastre, y ya no vivimos, sino que
sobrevivimos. Tratamos de mantenernos con vida por miedo a la muerte. Cuando
esto ocurre, cuando el cansancio es agobiante, pensamos en esto: en ser otro
ser. Luego, volvemos a reflexionar que es estúpido, que es fantasioso, porque
no podemos ser otro ser, nos toca ser una persona y no podemos salirnos de
esto.
¿Es buena la vida? ¿Es mala
la vida? Tanto dolor nos hace pensar en la segunda opción; sin embargo, si esto
es así solo queda una opción: la destrucción, la aniquilación. Si la vida es
buena, ¿qué sentido tiene el dolor? Creo que la vida es buena porque contiene
todo, tanto lo bueno como lo malo, creo que el padecimiento nos hace ver que el
Universo es perfecto, porque todo ocurre en él. Si solo hubiera una opción, no
sabríamos si esa opción es la correcta o no. Si solo existiera el calor, ¿cómo sabríamos
que es el calor? Conocemos por contrastes, por opuestos. Aprendemos el bien,
experimentando el mal; gozamos del día, porque experimentamos la noche;
disfrutamos de la comida, porque tenemos hambre. Todo esto me hace pensar que
el Universo es perfecto, y que si soy este ser actual es por algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario