Los seres humanos siempre le
estamos buscando la utilidad a todo. Por alguna necesidad psicológica lo que no
sirve para algo no tiene importancia en nuestras vidas, lo desechamos. Sin
embargo, esto no tiene que ver con la naturaleza del hombre, tiene que ver con
la forma como nos educaron, con la cultura.
Nuestra sociedad es pragmática,
utilitarista; no solo en el capitalismo impera el pragmatismo, en el socialismo
también. El arte es una actividad humana que se lleva a cabo bajo sospecha de
los utilitaristas. ¿Sirve para algo? ¿Qué practicidad tiene? Obviamente los
artistas sacan pecho, y con un poco de complejo de inferioridad tratan de
explicar su actividad bajo la luz de un contexto de servicio.
“El arte sirve para dar
felicidad”, “el arte sirve para educar”, “el arte sirve para culturizar”, “el
arte sirve para poner a pensar”; estas son algunas de las afirmaciones que uno escucha
con cierta frecuencia, y que generalmente vienen de los artistas. Algunos
tratan de explicar algo que no tiene explicación, porque en nuestra sociedad lo
que no tiene explicación no sirve para nada, hay que dejarlo de lado.
El arte cae en esta categoría
de lo inexplicable, de lo absurdo, de lo que no tiene sentido. Sin embargo,
para muchos artistas esto es un anatema, “no digas burradas” dirán algunos; “el
arte sirve para…” y lo llenan con lo que mejor les parezca para no sentirse
inferiores ante otras actividades mundanas.
En el capitalismo y en el
socialismo lo que no sirve para algo no funciona, no tiene interés. Ahora bien,
yo no estoy diciendo que el arte no sirve para nada, porque sí sirve; pero su
servicio, su utilidad, desborda el ámbito de las leyes de la economía de la
oferta y la demanda.
“¿No has visto que muchos
artistas son millonarios?” preguntan algunos; sí claro, hay pintores, músicos,
escritores, actores, a los que no les cabe un centavo más en el bolsillo; eso
se debe a que su arte ha mutado, se ha transformado, en una “mercancía útil”.
Si el producto que elaboran no fuera útil, pues no se vendería.
“Esta novela te puede ayudar
espiritualmente”, “este cuadro es una obra de arte carísima porque la pintó XX
en el siglo YY”, “esta canción te pone a pensar”; siempre estamos tratando de
mutar nuestro arte en algo que en el contexto del sistema de convivencia humano
tengo utilidad, para poder sacar provecho de ello.
Sin embargo, los artistas
conocemos un secreto inconfesable, que nos ruboriza, es el siguiente: hacemos
arte por hacer arte, así de simple. Cuando un músico compone una canción
generalmente lo hace porque siente la necesidad de hacerlo; cuando un poeta
compone un verso, lo hace porque siente la necesidad de hacerlo. El arte solo
se explica por sí mismo, no por las leyes de la oferta y la demanda, o por los
requerimientos sociales de un sistema político.
“Los artistas deben vivir de
algo”, obviamente, no son cuerpos gloriosos que se alimentan de la luz solar o
del viento; necesitan comer, necesitan vestirse, necesitan de un techo donde
guarecerse. Los artistas son seres humanos comunes y corrientes que llevan a
cabo una actividad inexplicable.
Para que el artista pueda vivir
dignamente, se le endilga a su arte una utilidad. A veces no puede vivir
dignamente, y se muere tirado en cualquier calle como perro abandonado. Eso le
ocurrió a Edgar Allan Poe. Mozart tenía tantas deudas que entró en crisis y
falleció a temprana edad.
Hoy en día, el arte, como todo
lo que se vende y se compra en el mercado, presenta una explicación pragmática
de su naturaleza. “El arte da felicidad”, “el arte educa”, “el arte enseña”, “el
arte politiza”, etc, etc. Una vez se le otorga una categoría pragmática a esta
actividad, se puede vender. La industria del arte, o del entretenimiento,
genera mucho dinero hoy en día. Si Edgar Allan Poe o Mozart vivieran en estos
tiempos, no se habrían muerto de hambre.
El arte es una actividad humana
extraña; los niños hacen arte, y si uno les pregunta qué están haciendo, ellos
simplemente se encogen de hombros y no responden mayor cosa; no pueden explicar
por qué están haciendo X o Y acción, como marcar una hoja en blanco con una
crayola, o pegar unos recortes de periódicos en un papel. Ellos simplemente lo
hacen; así como los pájaros cuando cantan, o los perros cuando mueven la cola. Los
artistas hacemos arte por hacerlo, pero lo pragmatisamos para poder venderlo, o
para poder vivir de él.
Muchas actividades humanas son
inexplicables, casi todas; pero necesitamos darles un sentido para darle
soporte a una sociedad que se basa en leyes artificiales; la artificialidad de
nuestro sistema de convivencia humano necesita racionalizar todo, para que
tenga algún sentido, para que no sea una mentira. Para que podamos seguir
viviendo de la misma forma, sin hacer preguntas. Obviamente, para favorecer a
unos y desfavorecer a otros. El arte se lleva a cabo para hacerlo, por eso se
llama arte, porque es un artis, es un
eterno hacer que encajonamos racionalmente para lograr que sobreviva en un
mundo utilitario.
ME GUSTA LO QUE LEÍ
ResponderEliminarA bueno
EliminarComo puedo citar este artículo?
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