El pasado 22 de septiembre de
2014, la Universidad del Rosario (Colombia) escogió a su nuevo rector, se trata
del doctor José Manuel Restrepo quien se venía desempeñando en ese mismo cargo
pero en el CESA. El nombramiento del Rector se llevó a cabo en el marco de una
ceremonia solemne, en la cual participaron los quince colegiales de número y
los cinco consiliarios.
Las universidades han
evolucionado con el paso de los años; desde los primeros centros educativos
superiores fundados en Europa, como el de Bolonia, o el de la Sorbona, o el de
Oxford, pasando por el de Salamanca en España. Las universidades se crearon
para ser el centro del conocimiento superior en cada ciudad, fruto de la
evolución de la burguesía urbana.
El conocimiento profesional
estuvo reservado en la Edad Media a los gremios, a las asociaciones de oficios
que transmitían los secretos del arte a determinadas personas que ingresaban en
esos gremios bajo circunstancias de exclusividad. Con las universidades también
empieza el declive de la Edad Media y de estos gremios. Desde el Renacimiento,
la posición filosófica ante el saber ha estado dirigida a confiar en la razón.
Las universidades son la expresión más clara de esa búsqueda del conocimiento y
de la verdad a través de la razón; aunque es claro, que las primeras
universidades se crearon a instancias de órdenes religiosas dado el control que
tenían estas sobre todo el sistema educativo.
Formar profesionales en áreas
más especializadas y científicas, ya no tanto en oficios que se desarrollan “con
las manos”, como carpintero, o albañil, sino en ocupaciones donde la
investigación y el conocimiento necesitaban de un mayor grado de complejidad.
Graduar médicos, abogados, ingenieros, y hasta teólogos, fueron las premisas de
las primeras universidades.
El capitalismo se ha reforzado
a través de la evolución de las universidades; de hecho, las mejores
universidades del mundo se encuentran en los países donde este sistema de
desarrollo ha evolucionado más. Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Suiza,
Francia, cuentan con los mejores centros educativos superiores. El socialismo
también ha tenido su auspicio en las universidades, recordemos los centros de
formación de la Unión Soviética, o los que hoy existen en la China y Cuba. Sin
embargo, la concepción universitaria de hoy en día está ligada al sistema de
mercado abierto, al capitalismo.
Las universidades
contemporáneamente forman profesionales especializados con vocación de
liderazgo en la sociedad, ¿qué significa esto? Que quienes pasan por una
universidad van a ocupar los estratos más altos de la escala social en todos
los ámbitos; en el económico, en el político, en el científico, y hasta en el
artístico. Los profesionales universitarios se preparan para mantener y liderar
el sistema imperante.
En países como Colombia, solo
un 37% -aproximadamente- de los bachilleres pueden acceder a la educación
superior; las cifras en los últimos diez años ha mejorado, pero todavía existe
ese tamiz. Una minoría exigua puede tener acceso a las universidades. Ahora
bien, solo algunas de esas universidades cuentan con acreditaciones de alta
calidad (solo quince).
¿Hacia dónde van las
universidades? ¿Se volverán empresas? Es muy común escuchar esa frase dentro de
los estudiantes de educación superior: “La universidad se está volviendo una
empresa”, dicen ellos. ¿Tienen razón? El problema no es que la universidades
estén evolucionando hacia convertirse en empresas, sino que se están aplicando
criterios empresariales para manejar las universidades. Eso no es malo del
todo, sin embargo, hay que tener en cuenta que la labor de educar es muy
diferente de la de producir carros, o cocinar hamburguesas. Las universidades
que se manejan como empresas acaban desdibujando la labor de transmisión y de
creación del conocimiento.
La universitología actual
reclama de los centros de educación superior altos requisitos de formación para
los docentes: tener maestría o doctorado, y manejar un segundo idioma. También
se aconseja que la mayoría de los profesores estén vinculados de planta, y que
con el paso del tiempo se vaya desestimulando la figura del profesor hora
cátedra. Obviamente, tener una planta de solo profesores de carrera o
vinculados por contratos a término indefinido es muy costoso. Sin embargo, no
creo que esa vinculación laboral, o el ostentar un título de maestría o de doctorado
certifiquen a un profesor como buen docente.
El actual estado de la cosas,
por lo menos en Colombia, y creo que en la mayoría de los países del mundo
donde funciona el capitalismo, está determinado por una competencia entre las
universidades, una intensa preocupación por la consecución de recursos, la
tendencia creciente a investigar más, y la proliferación de programas de
postgrado.
Las universidades han dejado de
ser simples centros de formación, para convertirse en creadoras de
conocimiento. Las buenas universidades ahora no solo compiten por el prestigio
de sus egresados, sino por la cantidad y calidad de sus investigaciones.
Ahora bien, el mundo actual
reclama que hayan buenos médicos, buenos abogados, buenos ingenieros; pero
también que hayan buenos seres humanos. El sistema capitalista está migrando
hacia un proceso de globalización, de monopolización del poder, lo cual está
acarreando una serie de problemas que pueden poner en peligro la existencia de
la raza humana. La globalización por sí misma no es mala, pero algunos tintes
ideológicos, económicos y políticos sí la están convirtiendo en un obstáculo
para el desarrollo integral del hombre, debido al sistema de convivencia humano
que pregona: la dominación; en vez de evolucionar hacia un sistema de
cooperación.
Las universidades no han sido
ajenas a este fenómeno mundial; y como empresas y agentes en el sistema
capitalista han reproducido en sus egresados estos males del modelo de
convivencia humano actual. Los profesionales universitarios están muy bien
formados en sus oficios, saben mucho de su ocupación, pero tienen una gran
carencia –o varias, diría yo-: el pensamiento universal y el ejercicio con base
en valores.
Los profesionales que se están
formando en las universidades no pueden ser simples operadores de un oficio,
también deben ser personas con una tendencia moral definida. Lo que hoy
necesita el mundo son buenos seres humanos y menos buenos profesionales sin
valores positivos. ¿Están formando las universidades, en general, esos buenos
seres humanos? ¿Están formando las universidades esos profesionales con
pensamiento universal? Creo que no, o por lo menos no de la forma como debiera ser, y no solo en Colombia, sino en el mundo en
general. ¿Por qué? Porque las universidades están atadas al actual sistema de
convivencia humano que impera en el mundo, y por lo tanto su cometido es
reproducir ese sistema así sea equivocado. Las universidades del futuro mutarán
hacia un sistema de convivencia humano basado en la cooperación. Cuando eso
suceda sí se podrán formar buenos profesionales con valores positivos y con
pensamiento universal.
¿Cuál debe ser el papel de las
universidades en ese cambio de paradigma? Un papel protagónico y fundamental.
Las buenas universidades no deben ser aquellas que solo importan conocimiento y
que simplemente lo transmiten a sus estudiantes; deben ser aquellas que crean
conocimiento, y que buscan la mutación hacia ese nuevo sistema de convivencia
humano.
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