En el derecho civil clásico no
los tienen, los animales son considerados como bienes, como cosas. El
tratamiento de los animales en el derecho ha sido infame. Por ejemplo, en el
derecho penal si uno maltrata a un perro, y el perro no es de uno, se considera
como “daño en bien ajeno”, qué cosa tan absurda.
Llegó el momento de reclamar
los derechos para estos seres que no son cosas, que no son como una mesa o como
una lámpara; son seres que tienen un sistema nervioso, son seres que sienten
dolor, son seres que sufren.
El maltrato a los animales no
ha sido suficientemente castigado en ninguna legislación, debido a la dieta
carnívora y a la pobre concepción sobre la naturaleza biológica de los
animales. No estoy en contra de la dieta carnívora, en principio, y ya he hablado
de esto ampliamente, sin embargo, sí estoy en contra de la tortura de los
animales, de la utilización de estos para espectáculos indignos (como las
corridas de toros y los espectáculos circenses) y en general contra toda forma
de maltrato injustificado contra nuestros hermanos menores.
No soy vegetariano, no puedo serlo por prescripción médica, pero sí estoy en contra de toda tortura aplicada a los animales por diversión (como las corridas de toros), la utilización de animales en trabajos físicos que los llevan hasta la muerte, y la tenencia bajo sufrimiento de estos seres.
Dicen los juristas pro-maltrato
animal que los animales no tienen derechos porque no tienen deberes, ¡qué
estupidez es esta! ¿Se requiere tener deberes para tener derechos? ¿Cuáles son
los deberes del ser humano que está por nacer? ¿Cuáles son los deberes del
infante? ¡Es absurdo! Hay seres, como los niños, que no tienen deberes pero sí
tienen derechos. Los animales no tienen los mismos derechos de los niños, o de
los humanos que están por nacer, pero sí tienen derechos, y esto ya lo
dictaminó el Consejo de Estado de Colombia cuando dijo que uno de los derechos
de los animales es el de no ser maltratados sin justificación.
Los animales sienten dolor,
sufren cuando se les castiga físicamente, e incluso psicológicamente, no
hablan, no razonan como los seres humanos, pero sí tienen un sistema nervioso
que les manda señales a su cerebro cuando hay sensaciones dolorosas y
placenteras, como los humanos. Péguele a un perro y verá que el perro chilla,
péguele a un gato y verá la reacción de este. Los que afirman que los animales
no sienten dolor simplemente son unos ignorantes que deberían devolverse a una
escuela primaria o un jardín infantil para que les vuelvan a explicar este
tema.
Las corridas de toros, tema
contra el que ampliamente he hablado, son la expresión del más bajo salvajismo
del ser humano; una tradición bárbara, demente, asquerosa. Allí se maltrata sin
justificación a un animal; sin embargo, no es el único espectáculo bárbaro
contra los animales, también están las peleas de gallos, el coleo, las
corralejas, los espectáculos circenses, etc. Nada justifica que se utilice el
dolor animal para divertir a un montón de borrachos o de esnobs ávidos de
aceptación social.
Los animales tienen derechos sí
señor, empezando por el de no ser torturados de forma injustificada. Eso no
significa que se antepongan los derechos de los animales por encima de los
derechos humanos, no, pero hay que empezar por algo para respetar con dignidad
a estos seres que son considerados por la mayoría de las legislaciones como
cosas, como objetos. El antropocentrismo no disminuye su importancia si se aceptan
los derechos de los animales, todo lo contrario, el ser humano es más ser
humano en la medida que trata con respeto a los otros seres vivos diferentes a
su especie. El ser humano se enaltece como ser vivo cuando trata a los demás
seres vivos con dignidad.
Debe crearse un delito
autónomo, el de maltrato animal injustificado, y crear penas justas para los
torturadores de animales. ¿Esto va en contra de la dieta carnívora? No, ya
hemos explicado por qué por ahora no se puede suprimir esta dieta, por razones
económicas, psicológicas y médicas; sin embargo, vamos hacia una humanidad
vegetariana en el futuro. Mientras tanto, tenemos que tratar a los animales con
respeto, sin atropellos, sin torturas, sin humillaciones. Los judíos, por
ejemplo, solo consumen carne animal cuando esta viene de un sacrificio de
mínimo dolor y sin tortura, y cuando este sacrificio ha sido hecho con respeto.
Esto es una alternativa viable para los que no puede dejar la carne. Para los
vegetarianos simplemente bastará no comer carne de ninguna clase, lo cual pasará
en el futuro para todos los hombres independiente de su religión o de su
creencia teológica.
#Losanimalesysusderechos
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