Así era en la Edad Media;
quienes se dedicaban a la música, a la pintura, a la literatura, debían
buscarse un mecenas. Alguien que los patrocinara, que los mantuviera
económicamente. Cuando el mercado del arte no estaba todavía tan desarrollado
ese era el modus vivendi de los artistas. Cuando llegó la Era Moderna y el sistema
capitalista se desarrolló a plenitud, el arte también ingresó en las reglas del
mercado. Las obras de los artistas se empezaron a cotizar en los mercados, y se
les empezó a poner un precio a aquellas. El arte no fue ajeno al capitalismo.
Con el paso del tiempo muchos artistas se volvieron millonarios por el simple
hecho de ejercer su actividad. Músicos, cantantes, pintores, escritores, artistas
plásticos, son hoy en día millonarios; aunque no todos. Algo impensable en la
Edad Media, ya que socialmente los artistas eran vistos como seres inferiores,
y los nobles mantenían su superioridad en la escala de importancia de los
hombres. Con el paso del tiempo eso cambió, y hoy podemos ver a importantes
artistas codearse con lo más granado del mundo de la política, de la economía,
y de la intelectualidad. El capitalismo también les sirvió a los artistas, para
conseguir independencia económica, y reconocimiento social.
Con la llegada de la
Internet eso ha cambiado, de cierta forma. Los artistas viven de vender sus
obras, ya sean libros, pinturas, canciones, poesías, fotografías, etc; sin
embargo, la Internet ha generado que esas obras se puedan conseguir fácilmente
en la red de manera gratuita, sin tener que pagar un céntimo de nada. La
primera víctima de esto fue la música, cuando se empezaron a publicar canciones
de artistas reconocidos en páginas web de forma libre. La industria
discográfica entró en alarma, era inaudito, y legalmente han hecho todo lo
posible para restringir esas páginas web que ofrecen música gratuita. Es
imposible, controlar esas páginas web, y restringir la Internet. La industria
discográfica ha perdido esa batalla, la gente ya no compra música, y los
artistas ofrecen sus obras de manera gratuita en la Internet. ¿En dónde está el
negocio? Los músicos dicen que ahora el dinero está en los conciertos, y que la
Internet les sirve para publicitar sus obras. Sin embargo, no todos los
artistas pueden darse el lujo de vivir de megaconciertos, o incluso, de
conciertos.
En la literatura ha
sucedido algo similar, aunque no de manera tan contundente. El libro en papel
no ha perdido del todo la batalla contra el libro digital, pero con el tiempo
la perderá, no hay nada que hacer. El libro digital terminará desplazando al
libro de papel cuando las denominadas “Tablets” estén al alcance de todo el
mundo. Los libros digitales también se consiguen gratuitamente en muchas
páginas web. Las editoriales, como lo ha hecho la industria de la música, han
tratado de cerrarle el paso a esas páginas web que ofrecen libros digitales de
forma gratuita y que no les pagan un céntimo a los autores de las obras. La
batalla también está perdida en ese ámbito, sin embargo, la gente todavía
compra libros en papel por razones culturales, económicas, y por la facilidad
del medio. Las “Tablets” terminarán por desplazar al libro de papel, cuando
aquellas sean completamente asequibles al público común y corriente.
¿Qué han hecho los artistas,
entonces? Volver a buscar mecenas, como hacían los artistas en la Edad Media.
Sin embargo, hoy en día el mecenazgo tiene un nombre más elegante: Crowdfunding. Los artistas
buscan personas que los patrocinen, haciendo publicidad de estos en páginas
web, en videos, en canciones, en fotografías, y en la misma obra, incluso. El
crowdfunding es un moderno mecenazgo es un retorno al sistema de financiamiento
que existía en la Edad Media, empero, también hay que aceptar que hay una
diferencia substancial con el mercado del arte en aquellas épocas y es el sistema
de información que hoy existe. La Internet permite que si yo publico una novela
aquí en Colombia en pocos minutos pueda ser descargada en España, o en la
China. Eso no sucedía en la Edad Media. Los músicos publican sus canciones en
Youtube, los pintores publican fotografías de sus obras en blogs y páginas
webs, los poetas suben sus versos a la red, y los artistas en general utilizan
esa tecnología para darse a conocer de manera masiva. El mercado del arte ha
cambiado, y ahora ya no depende de los consumidores del arte solamente, ahora
también está ligado a los usuarios de la información digital. Los artistas
pueden vender sus obras, pero también pueden transmitir información de
publicidad de manera masiva utilizando su popularidad, y allí es donde está el
verdadero negocio.
La página web personal de
una estrella del rock puede ser visitada miles de veces, o millones de veces en
un día, y esa estrella del rock puede vender publicidad en ese sitio virtual.
El artista tiene una imagen, y esa imagen puede estar ligada a una marca, o a
un nombre, o a un producto, y eso vale dinero. El arte se ha masificado de manera exponencial por el mundo de la información, y esto ha generado que
personas anónimas se vuelvan famosas de la noche a la mañana por ese mundo de
la información.
Los artistas buscan mecenas,
otra vez; pero ahora tienen una herramienta adicional a su favor: el mundo
digital.
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