Las guerras ficticias


Decía Nicolás Maquiavelo en su libro “El príncipe”: “Divide y vencerás”. Uno de los consejos a Lorenzo de Médici, el gobernante de Florencia, para quien iba dirigida esta divertida cartilla titulada como ya lo mencionamos.

Y obvio, a los gobernantes, a los poderosos, a los políticos solo les interesa una cosa, o dos –para ser más precisos-: conseguir el poder y aumentar el que ya tienen. Para conseguir el poder y aumentar el que ya tengo –si es que lo tengo-, es preciso que mis rivales se debiliten, y la mejor forma de debilitar a un rival es que gaste energías en otras peleas, en otros combates, para que cuando deba medirse conmigo ya venga disminuido.

Si mi rival no es débil pero se debilita, yo lo podría vencer, es de sentido común. Nicolás Maquiavelo no hizo otra cosa que describir una realidad. “Divide y vencerás” o “Divide para reinar”, no es más que entretener a mis rivales en otras peleas, en otros combates, mientras yo me fortalezco, me ejercito, me alimento, me entreno.

Los poderosos tienen un rival, o varios rivales, sin embargo, el más poderoso de sus rivales no es otro poderoso, u otro político, u otro gobernante; el rival más poderoso de los políticos, de los gobernantes, es el pueblo mismo, los ciudadanos comunes y corrientes, es la gente.

Ellos –los poderosos- le tienen miedo a la gente, porque la gente les puede arrebatar el poder, su butaca, su silla. A lo largo de la historia, los poderosos, o quienes detentan el poder en la sociedad se han ingeniado métodos para someter a la gente: la fuerza física, la superstición, el miedo, etc.

Pero, como ya lo decía Maquiavelo hace más de quinientos años, el arma más poderosa de los políticos, de los gobernantes, es debilitar a la gente con “guerras ficticias” para que la misma gente se mate entre sí.

Hoy lo estamos viviendo y viendo: blancos contra negros, occidentales contra musulmanes, heterosexuales contra homosexuales, hombres contra mujeres, ricos contra pobres, aficionados de un equipo de fútbol X contra aficionados de un equipo de fútbol Y, izquierdas contra derechas; guerras y batallas de todas las pelambres, mientras tanto los poderosos se frotan las manos porque han vencido: el pueblo, la gente está dividida en la mayoría de los casos por tonterías: por partidos políticos, por equipos de fútbol, por preferencias sexuales, por color de piel, etc, etc.

Guerras ficticias, esas guerras le impiden a la gente concentrarse en lo importante: en tener con qué comer, en tener con qué vestirse, en tener con qué vivir debajo de un techo, en tener un trabajo, en tener un salario digno, en tener educación, en tener salud, en tener un ambiente sano, en tener seguridad, en tener cultura y sano entretenimiento, en tener una pensión de vejez, etc. Pero no, los poderosos, los responsables de crear las condiciones para obtener todo eso que he enumerado nos tienen como imbéciles pensando en rivalidades ficticias –imaginarias- con otros seres humanos por situaciones banales, irrelevantes, intrascendentes, y los medios de comunicación masivos –que está en manos de esos poderosos, de esos políticos- hacen de caja de resonancia de esas tonterías. ¿Cuál es el resultado de mantener a la gente peleando esas guerras ficticias? Fácil: gente muriendo de hambre, gente sin techo, gente en indigencia, desempleo, terrorismo, inseguridad, etc.

Los poderosos saben que si se les da las condiciones mínimas de subsistir y de vivir bien a la gente, estas personas podrían pedir más o derribarlos de donde están, por eso mantienen este sistema -el de dominación- para seguir detentando el poder por los siglos de los siglos. Para entretener a la gente y no tener la amenaza de perder ese poder, nos mantienen atados a diferencias insignificantes entre nosotros mismos: el pueblo; diferencias raciales, diferencias partidistas, diferencias sexuales, diferencias por equipos de fútbol, mejor dicho, pendejadas.

Cuando el ser humano o la gente común y corriente se dé cuenta de esta estupidez simplemente empezará el desarrollo de una Nueva Humanidad y de un nuevo sistema de convivencia humano basado en la cooperación, para eso la gente debe estar unida, y eso es lo que están impidiendo los poderosos, y lo están haciendo con guerras ficticias.  


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