Quiero ser un youtuber


Varios columnistas en la última semana se han referido a este tema, y pues claro, yo no me podía quedar atrás. La presencia del youtuber Germán Garmendia en la Feria del libro de Bogotá 2016 generó entusiasmo por parte de sus fanáticos pero repudio por parte de la “élite cultural capitalina”.

De hecho, el señor Garmendia –youtuber chileno- tuvo que ser internado en una clínica después de firmar un montonón de autógrafos y de tomarse fotografías con sus fans; ese fue el tamaño del éxito de su presencia en Corferias –lugar donde se desarrolla usualmente este evento-.

¿Por qué se molestó tanto la “élite cultural bogotana”? ¿Qué los ofendió tanto? ¿El éxito del youtuber? ¿Que el señor Garmendia escribiera un libro? ¿Cuál es el barullo con este tema? Muy simple, aquellos que sufren de complejo de estupidez repudian la cultura popular, la cultura masiva, porque a ellos cuando chiquitos alguien les dijo que eran unos estúpidos, o unos imbéciles, o unos tontos. Esta gente se la pasa el resto de sus vidas demostrando que no son estúpidos, ni tontos, ni imbéciles, ¿y cuál es la mejor forma de demostrar esto? Pues alejándose de lo que supuestamente le gusta a todo el mundo y acercándose a las preferencias de los intelectuales, de los cultos, de la aristocracia educada. Es por esto que esta gente –los que sufren de complejo de estupidez- no leen a Paulo Coelho, no leen a Ken Follet o a J.K Rowling, y tampoco miran videos de los youtubers.

Los youtubers son generalmente y principalmente personas jóvenes –aunque he visto personas maduras hacerlo- que se filman hablando de lo divino y de lo humano: anécdotas, historias chistosas o no, consejos para adolescentes, chistes, o incluso, existen los booktubers que hablan sobre libros y hacen reseñas sobre estos, y también hay youtubers que critican películas o trailers de filmes por estrenar. En realidad hay de todo, hay excelentes youtubers, hay buenos, pero también hay regulares y malos, hay de todo, como en la vida.

Sin embargo, en la Feria del libro de Bogotá, uno de estos youtubers lanzó un libro. Cometió el pecado de escribir, porque para esa “élite” que sufre de complejo de estupidez los únicos que pueden escribir son precisamente los que sufren de este mismo complejo, los otros no lo pueden hacer so pena de ser rechazados, ridiculizados, o de ser ignorados. Para desventura de la “élite culta” el éxito del youtuber Garmendia fue arrollador; se agotaron las boletas para el evento, y me imagino que esta “élite culta” cuando fue a lanzar sus libros se quedaron sin audiencia porque todo el mundo estaba pendiente del youtuber, y de verdad que tienen razón. Ir a escuchar a un señor que escribe un libro en el que se distorsiona la historia de Colombia y de América, pues da grima, asco, es mejor ir a ver al youtuber y por lo menos gozar con el goce de la gente del común, con los que no sufren de complejo de estupidez, con los que leen a Paulo Coelho, con los que ven videos de Youtube sin prejuicios, con la gente de a pie, con la gente que simplemente consume cultura para ser feliz y no para impostar erudición y sabiduría.

A mí jamás me dijeron que era un imbécil, ni un tarado, ni un tonto cuando chiquito, de hecho, ahora que soy profesor, escritor, bloguero, filántropo, es cuando muchos se han atrevido a calificarme de pendejo, de haragán, de vago, de tonto. Por lo tanto, yo no crecí con ese complejo de estupidez, no le tengo que demostrar a nadie mi inteligencia, por eso leo a Paulo Coelho, veo a los youtubers, y escucho cualquier música que me guste, lo mismo pasa con el cine y con el arte en general; estoy de acuerdo con la gente de a pie: consumo arte y hago arte para ser feliz no para impostar intelectualidad, ni genialidad, ni sabiduría, ni erudición. Si yo tuviera los medios digitales adecuados también sería un youtuber, imagínense. Así que, así les duela a los acomplejados, los youtubers y los booktubers, y todos los “tubers” seguirán teniendo éxito, y llenando ferias (incluso la del libro).

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