Estamos chuzados


Las revelaciones del ex agente de la CIA Snowden, cayeron como baldado de agua fría para los ingenuos. Sí, porque sólo los ingenuos eran los únicos que todavía pensaban que los servicios de inteligencia eran respetuosos de la privacidad y de la intimidad de los ciudadanos.

Hace algunos años yo pregonaba como loco en el desierto que todos nuestros equipos compuestos por chips eran susceptibles de ser rastreados, monitoreados, e intervenidos. Las respuestas eran: “Pacho estás loco”, o “sólo chuzan a la gente importante”. Pero no, el ex espía de la NSA reveló que todo el mundo estaba bajo la lupa de los cuerpos de seguridad, no sólo los terroristas, o lo bandidos, o los lavadores de dinero, o las celebridades. Todos estamos chuzados.

El escritor George Orwell publicó la novela “1984” a principios del Siglo XX. En esta historia “El Gran Hermano” –o sea el Gobierno- monitoreaba completamente la vida de la gente, para mantener un orden fascista donde la felicidad se garantizaba a punta de medidas represivas que implicaban controlar la privacidad de las personas. Hoy estamos a punto de estar como en esa novela, totalmente controlados por cuenta de la utilización de equipos electrónicos como computadores, teléfonos móviles, tablets, ipods, mp3, etc.

Nuestra vida ya no es una cápsula aséptica en el mar de la confusión. Estamos en la mira de no sabemos quién. ¿Para qué carajos necesitan saber nuestros secretos íntimos, cuando estos no ponen en peligro a nadie? ¿Por qué se meten en nuestras cuentas de Facebook o de Twitter? ¿Para qué? La mayoría de la gente es honesta –o eso pienso yo-, y por lo tanto perder el tiempo rastreando conversaciones de quinceañeras enamoradas, o de profesores utópicos, o de amas de casa desocupadas, es una verdadera estupidez. Pero, ahí reside el quid del asunto, y es que lo grave de las revelaciones de Snowden consiste en develar que a los gobiernos les interesa la vida de esas personas que a muchos se nos presentan como anodinas.

Bienvenidos a la era de la tecnología, a la era de la informática. Volver al pasado ya no es posible, utilizar la máquina de escribir es una tontería, llamar a otra persona por medio de señales de humo es patético, o mandar un mensaje urgente por correo de carta es risible. La tecnología, y lo que ella implica llegó para quedarse y eso lo tenemos que aceptar. Los gobiernos, las empresas, las ONG’s, o lo que sean, nos espiarán, sabrán nuestros gustos, nuestros miedos, nuestros deseos, y eso no tiene reversa. La era del Internet no tiene remedio; la economía, la industria, y hasta el arte, ahora se mueven por esta superautopista virtual.

Lo que sí tiene remedio es lo que se haga con la tecnología; y en consecuencia, el futuro dependerá de las decisiones que tomemos los ciudadanos para que paren estas chuzadas, o por lo menos para que se limiten a casos excepcionales dentro del Estado de derecho. Por lo pronto, sólo podemos concluir que la tecnología no has facilitado la vida, pero eso tiene un costo, y lo estamos pagando.     

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