¿La ciencia ficción deforma la mente?


Hace pocos días leí esta afirmación, en un libro sobre teorías de la conspiración. Según este libro –que no me atrevo a mencionar-, la ciencia ficción ha sido utilizada por oscuros personajes para influenciar las mentes de las personas, y distorsionar la realidad con objetivos de dominación. Un ejemplo de esta distorsión, sería la creación del mito extraterrestre. Según el autor conspiranoico, hoy en día muchas personas creen en la vida extraterrestre, y están convencidas que los seres humanos no estamos solos en el universo.

Una muestra de esta distorsión, sería la historia de H.G Wells “La guerra de los mundos”, y “La guerra de las galaxias” de George Lucas. Me imagino que también meterá en esta colada a “E.T: el extraterrestre” de Steven Spielberg. Quiero decir que me sentí especialmente aludido ya que mi cuarta novela, precisamente es una historia de este género llamada “Robots en índigo”. Quiero decir que ningún personaje oscuro, de ninguna sociedad secreta, o de ninguna agencia de inteligencia, me pagó para escribir esta novela; lo hice porque soy aficionado al género, y porque en general me gusta la fantasía.

Me gustan las teorías de la conspiración, de hecho, soy aficionado al estudio de las sociedades secretas, y de los complots que se han dado a lo largo de la historia humana. Sin embargo, aquí creo que las cosas han ido demasiado lejos. Pensar que un cuento sobre un extraterrestre puede deformar la mente de un niño o de joven, y que lo pueden convertir en un alienado mental es exagerado.

La fantasía ha estado en la mente humana desde hace siglos, de hecho, el hemisferio derecho del cerebro maneja este tipo de códigos. La fantasía es una necesidad de la psiquis humana. Las sociedades primigenias crearon mitos fantasiosos desde hace milenios, a través de leyendas y de cuentos ficticios. Los griegos tuvieron su propia mitología basada en la fantasía, lo mismo hicieron lo egipcios, y los chinos. La fantasía ha sido utilizada desde hace milenios, para contar historias y narraciones. 

Ahora bien, según el autor conspiranoico, la ciencia ficción ni siquiera es literatura o arte, sería una suerte de herramienta psicológica utilizada por oscuros poderes para crear falsas realidades en las mentes de los pobladores. Creo que esta hipótesis es absurda, creo que subestima a las personas, no creo que un joven o niño por el simple hecho de ver una película o leer una novela de ciencia ficción vaya a volverse un creyente ciego de los extraterrestres.

Ésa misma acusación se le hacía a la escritora J.K Rowling, por sus libros de Harry Potter; varios pastores cristianos de Estados Unidos decían que ella promovía la magia y la hechicería en la juventud. La escritora respondía que ningún niño nunca le había dado las gracias por convertirlo en un practicante de las ciencias ocultas debido a sus novelas. Creer que una persona se vuelva creyente de un fenómeno paranormal, o de un extraterrestre, o brujo, por el hecho de ver una película, o leer un libro, es exagerado, lo repito; sin embargo, tampoco descarto el hecho de la influencia subconsciente que ejercen los medios de comunicación en la población, ya que este hecho sí está probado por psicólogos desde hace varios años.

La ciencia ficción puede ser buena, mala, o regular, y como cualquier género de la literatura y del cine puede tener o no efectos benéficos en la psiquis humana. El género per se no es malo. Una novela o una película romántica pueden tener una consecuencia desastrosa en quien la lee. Por ejemplo, la  novela “Werther” de Goethe llevó a varias personas en Europa a pensar seriamente en el suicidio, ya que la historia es bastante lacrimosa. La novela no generó esta actitud, pero una psiquis enferma se vería seriamente influenciada por una causa externa que lo llevara a generar una crisis. Si una persona tiene pensamientos suicidas, y lee una novela o ve una película deprimente, posiblemente se activaría algo malo en sus pensamientos.  

La ciencia ficción, como cualquier género fantástico, depende del usuario, del espectador. Estoy seguro que muchos fanáticos de “La guerra de las galaxias” creen en los extraterrestres, pero estoy seguro también que muchos fanáticos no creen en estos. Lo mismo pasa con los duendes, con los unicornios, con los trolls, o con los hobbits. Los lectores de “El señor de los anillos” no son adeptos de la hechicería, ni creen a ciegas en “La Tierra Media”.

A lo largo de la historia los poderosos siempre han querido dominar a los más débiles, utilizando argucias y mañas, sin embargo, creer que la ciencia ficción es per se un arma de deformación mental es arriesgado y falso. Un ejemplo de lo dicho anteriormente es mi novela “Robots en índigo” que está llena de asuntos fantasiosos pero no obedece a un oscuro propósito de dominación de algún grupo oculto. Cuando escribí la novela simplemente quise divertir a los lectores, y hacerlos reflexionar sobre algunos temas como la tecnología, el futuro del mundo, y la convivencia humana. Por último, quiero decir que me gusta leer sobre conspiraciones, pero esta vez no me gustó esta teoría en particular.         

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