Arte optimista, positivo


El escritor Ernesto Sabato opinaba que el arte (la literatura más exactamente) no debería “enviar mensajes” o tener propósitos que fueran más allá del propio arte, sin embargo, él mismo aseguraba que la novela –el género que a él le llamaba más la atención- debía servir para encontrar la verdad, y que la novela “problemática” era el subgénero literario por excelencia, los demás –como la novela policíaca o de suspenso- no eran subgéneros literarios propiamente sino mero entretenimiento.

Sobra decir que no estoy de acuerdo con Sabato, aunque es uno de mis escritores favoritos. La utilidad del arte es una de mis obsesiones, como función humana, como mecanismo para mejorar la convivencia entre los hombres. Los artistas piensan –en general- que la simple creación artística es una expresión humana legítima que per se tiene un carácter moral benéfico independiente del contenido de ese arte.

Yo también me aparto de esa consideración, creo que a veces el arte ha servido para degradar, para manipular, para apoyar causas injustas y perjudiciales. El arte –en ciertos casos- ha sido cómplice de movimientos retardatarios, anacrónicos y hasta asesinos. No creo que la simple expresión artística, independiente de su contenido, sea per se moralmente buena por el simple hecho de ser arte.

Sí hay arte perjudicial, ya lo dije, y posiblemente también exista arte optimista o positivo. Hay arte que transmite valores destructivos, negativos, deprimentes, y también hay arte que, a contrario sensu, ayuda a ennoblecer al hombre, a la sociedad en todos los ámbitos de su existencia.

¿Hay arte neutral? Por ejemplo, una manzana en un lienzo ¿es buena o mala desde el punto de vista moral? Pues ni lo uno ni lo otro. El artista “pura sangre” dirá que la discusión es irrelevante (como ya me lo han dicho varias veces), y que el arte –independiente de su contenido- es una expresión del espíritu humano, no importa lo que salga de la mente, del corazón, de las vísceras o del bajo vientre. Lo importante es que es arte.

Dentro de la literatura se observa con petulancia, con cierto desdén la denominada “literatura de autoayuda”. “Eso no es literatura, eso es bobada” piensan los genios, los iluminados, los eruditos, los sabios, los analistas serios. Para ellos, para el gremio de los intelectuales de profesión, la literatura de autoayuda no es arte, es marketing, es distracción para amas de casa desocupadas –con todo respeto por las amas de casa y por las mujeres en general-. Eso me parece muy irrespetuoso, presuntuoso y hasta ignorante. Los ignorantes son ellos, creería yo.

Yo me la juego por el arte con mensaje positivo. Ahora bien, ¿todo arte debe tener una connotación moral benéfica? Creo que sí, o por lo menos neutral. Un ejemplo son los cuadros de Fernando Botero sobre las corridas de toros. ¿Está magnificando el pintor ese espectáculo grotesco? Yo creería que sí, de hecho él –Botero- es uno de los grandes defensores de la tauromaquia a nivel mundial, aunque ese espectáculo está prohibido en más del 90% de los países del mundo. Volvemos a la discusión, ¿pintar una manzana en un lienzo es moralmente malo o bueno? Pues ni lo uno, ni lo otro, tal vez para el pintor sea algo bueno porque le ayuda a hacer catarsis de alguna forma, y para el espectador –si la manzana está bien pintada- podría ser un buen motivo de deleite visual. No hay moralidad sobresaliente en este aspecto, a contrario sensu de los cuadros de Botero que hacen apología a la fiesta brava, donde la connotación inmoral es evidente (con todo respeto por el genio colombiano.)

Creo que sí se puede hacer arte optimista o con mensaje; por ejemplo, en el caso de la fotografía está la obra de Sebastián Salgado o Sebastiao Salgado, quien con sus fotos ha denunciado muchas de las injusticias sociales del mundo. Es una obra con  connotación moral positiva evidente. Con el cine, con la literatura, se podría hacer lo mismo. “El palo no está para cucharas” en las actuales condiciones, necesitamos que los artistas, o varios artistas, o por lo menos algunos artistas, expresen valores positivos en sus obras de manera deliberada sin temor a las críticas, a las burlas, al ostracismo de los intelectuales serios, pero sí con la convicción de que están ayudando a la humanidad, al prójimo, a la especie a salir de este agujero negro que nos arropa por culpa del materialismo exacerbado y de la falta de sensibilidad con el sufrimiento ajeno (tanto humano como animal). Apostemos por el arte positivo, por el arte con mensaje moralmente bueno a ver qué pasa; yo creo que estará bien.    

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