El transhumanismo



Es un movimiento filosófico-científico basado en la creencia de que la tecnología puede mejorar al hombre desde el punto de vista biológico y genético. De esta forma, se podrían engendrar seres humanos con cuerpos resistentes a determinadas enfermedades, con ciertos rasgos físicos, e incluso, se podría mejorar su capacidad mental e intelectual.

Independiente de si esto es posible o no, me parece que lo realmente relevante es su ámbito ético y moral. El transhumanismo suena atractivo, sería la respuesta a la utopía de una sociedad perfecta, tal como la describiera Aldoux Huxley en su novela Un mundo feliz. Sin embargo, presenta –en mi opinión- algunos peligros; por ejemplo, la manipulación genética con fines de perfeccionamiento racial, la peligrosa segregación que generaría la división de humanos “normales” y de humanos “mejorados genéticamente”, las desconocidas consecuencias en la naturaleza y en el cuerpo humano de una manipulación genética, y la cosificación de ese mismo cuerpo humano para ayudar a otras personas que no han sido manipuladas en su ADN.

Ahora bien, desconozco la forma de lograr este mejoramiento genético del hombre, no soy científico ni médico, pero sí puedo afirmar que el problema del transhumanismo no está en la posibilidad de hacer realidad este desarrollo sino en su utilización. Como todo avance tecnológico, desde la elaboración de un martillo, pasando por la pólvora, la luz eléctrica y la energía nuclear, el problema siempre es el mismo: su finalidad.

Sería una panacea que los seres humanos nacieran inmunes desde pequeños a ciertas enfermedades, o que fueran más fuertes y más inteligentes, sería algo espectacular; pero si el transhumanismo se utiliza como mecanismo de concentración y aglutinación de poder, estaremos bordeando los límites de lo que se deber hacer y de lo que no se debe hacer.

Obviamente, los avances tecnológicos también han servido para suministrar poder a Estados, a empresas, a organizaciones y a individuos; y si el transhumanismo se utiliza para esto, pues estaríamos frente a una repetición de conductas que nos tienen como nos tienen: al borde de la extinción.

Todo avance tecnológico debe servir para mejorar la convivencia humana, para hacer de este planeta un mejor lugar para vivir sin exclusiones; pero si nuevamente estos avances se desarrollan con la finalidad de dominar y de explotar, no se ha evolucionado.  

El gran problema del hombre no es tecnológico, o técnico, es moral. Si viviéramos en un mundo menos avanzado en lo científico, pero más desarrollado en lo moral, nuestro planeta sería un verdadero paraíso. Yo no culpo a la tecnología de los males de la humanidad, al contrario, estos han facilitado un mejor estar y un mejor vivir para el hombre; pero, creer en la premisa de alcanzar un mundo feliz basado exclusivamente en los avances tecnológicos, es una equivocación.

Si se logra la utopía transhumanista pero sin avances morales, lo único que se habrá obtenido es que el hombre viva más años, tal vez cien o ciento cincuenta, pero persistirán los problemas de violencia, de hambre, de injusticias, de guerras, de conflictos. ¿Por qué? Es fácil de explicar; el instinto de dominación y de acaparamiento de recursos por parte de unos cuantos siempre llevará a que hayan personas marginadas, excluidas; esas personas que se sienten discriminadas harán todo lo posible para conseguir su supervivencia, y volveremos al problema de siempre: creación de bandas delictivas, terrorismo, crimen, aberraciones, etc.

Si los seres humanos logramos convivir pacíficamente entre nosotros, con o sin manipulación genética, crearemos una sociedad de ilimitado bienestar y de verdadera felicidad. Si se llevan y se aplican los mismos valores –que ahora padecemos- a un mundo transhumanista, tendremos los mismos problemas de ahora.

¿Se puede manipular al hombre genéticamente para que sea mejor moralmente? Yo creo que no, y como ya dije no soy ni científico ni médico, pero sí soy sensato, o por lo menos pienso con los pies en la tierra. La moralidad o inmoralidad del hombre no están basadas en su composición genética; están basadas en los valores que residen en su alma, en su mente, en su conciencia; sobre algo no físico, no genético, no corporal. Para mejorar al ser humano moralmente solo hay una vía: modificar sus hábitos a través de la educación, de la cultura.  

La utopía transhumanista sin valores positivos podría transmutarse en una distopía, en una pesadilla; el avance tecnológico de la sociedad humana debe caminar paralelamente a un avance moral, ya que lo uno sin lo otro lo podríamos comparar al símil de un perro tratando de morderse la cola. Bienvenida la discusión…




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